
Diario Libre._ El anuncio de la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sacude los cimientos de la cooperación internacional en salud. Esta decisión de Donald Trump no solo rompe con la participación de su país en la agencia, sino que también priva a la OMS de su mayor financiador, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la salud global.
Para el presupuesto bienal que culmina en 2025, Estados Unidos estaba listo para donar 958 millones de dólares, representando cerca del 15% de los 6,500 millones de dólares previstos por la organización. De esta suma, la mayor parte corresponde a contribuciones voluntarias, lo que refleja el modelo de financiación flexible de la OMS.
Las contribuciones voluntarias de países y otros grupos, que componen aproximadamente el 70% del presupuesto de la organización, se destinan a proyectos específicos y dificultan la capacidad de la OMS para establecer sus propias prioridades de salud pública. La retirada de Estados Unidos pone en jaque este modelo, especialmente cuando se considera que la OMS tiene el mandato de coordinar la respuesta mundial ante emergencias sanitarias, como los brotes de viruela, ébola y poliomielitis.
Además, la OMS también proporciona asistencia vital a los países más pobres, distribuyendo vacunas, suministros médicos y estableciendo directrices en áreas clave como la salud mental y el cáncer. Con el retiro de su mayor aportante, la capacidad de la organización para abordar estos problemas urgentes está seriamente comprometida.
Esta medida también llega en un momento crítico, ya que funcionarios de salud pública de Estados Unidos han recibido instrucciones de cesar inmediatamente su colaboración con la OMS, lo que deja a la agencia de la ONU sin el apoyo de uno de sus miembros más influyentes en medio de la lucha por contener nuevas amenazas sanitarias globales.